El desgarro de menisco es una lesión deportiva bastante habitual sobre todo en aquellos deportes de contacto, se produce en el cartílago de la rodilla que amortigua y separa al fémur de la tibia. El menisco se puede desgarrar debido al giro forzado de la rodilla.
Los síntomas de un desgarro de menisco varían en función de la gravedad de la lesión. Cuando una persona sufre un desgarro leve puede no tener más que un ligero dolor e hinchazón en la zona afectada que remite al cabo de dos o tres semanas.
Pero si dichos desgarros son clasificados como moderados o graves pueden cursar con una serie de síntomas:
- Dolor en el centro o el lado de la rodilla, sobre todo al torcer la rodilla o al agacharse.
- Hinchazón, rigidez y agarrotamiento de la rodilla, que empeora al cabo de los dos o tres primeros días de sufrir la lesión
- Reducción de la movilidad de la articulación
- También puede llegar a tener la sensación de que la rodilla cede o falla sin previo aviso
Posterior a la evaluación clínica y de imagen, según sea el grado de lesión del menisco el tratamiento puede ser conservador, lo cual incluye reposo, analgésicos y terapia física.
En los casos graves que no responden a otras formas de tratamiento, el médico es posible que tenga que recomendar una intervención quirúrgica. Generalmente, ésta se lleva a cabo mediante cirugía artroscópica, en la cual se introduce una diminuta cámara en el interior de la rodilla para que el cirujano pueda ver lo que está haciendo sin tener que abrir la rodilla.
No obstante, algunas rupturas de menisco se pueden y deben corregir mediante cirugía abierta o convencional. En algunas ocasiones, el cirujano deberá recortar la parte lesionada del menisco para impedir que repercuta sobre la funcionalidad de la rodilla. Después de la intervención, es posible que se deba colocar un yeso o un aparato ortopédico en la rodilla para inmovilizarla mientras esta se va recuperando.
Como ocurre con cualquier lesión deportiva, la clave para curar los desgarros de menisco por leves que estos sean, es no practicar deportes demasiado pronto. El cuerpo estará más preparado y el rendimiento será mucho mejor si espera a que el médico dé el visto bueno para volver a practicarlo, así se ahorra futuras lesiones que podrían ser más graves.